Idón Moisés Chivi Vargas | Cambio (23 may)
– Juana de América
El 24 de mayo de 1862, mientras los preparativos para el festejo del 25 eran materia de élites criollas en Bolivia, fallecía Juana Azurduy de Padilla: La Juana de América. Moría pobre, acompañada de unos cuantos indios y un cura. Era amiga, muy amiga de los indios, por ellos había luchado y vivido luchando, ése era su pecado.
De nada sirvió que viviera haciendo patria, regalando libertad, procurando igualdad. De nada valió, murió pobre, desamparada, murió por esos indios que eran la base y sustento de la guerrilla dirigida por Manuel Ascencio Padilla, su esposo de armas (eran 6.000 indios en 1816). Los poemas de Juan Huallparrimachi son testigos de esa historia, hasta Indalecio que la enterró sin conseguir unos centavos para su sepultura lo sabía muy bien.
Mientras la Culta Charcas se aprestaba a festejar el 25 de mayo, lo hacía repeliendo a lo mejor que dio esa tierra: Juana de América.
El pecado de esos guerrilleros heroicos son las libertades que obtuvieron aquellos que nunca dieron nada y del cual hoy medran cada 25 de mayo.
Y los que nunca dieron nada son esos “doctores dos caras con cerebros retruécanos”, como los categorizó acertadamente René Zavaleta Mercado (1967), esos “doctores” hoy como ayer dicen lo que no hacen, hacen lo que no dicen, pregonan como fariseos cuando anuncian lo que anuncian.
Sí, efectivamente, eso ocurrió entre el 24 y 25 de mayo de 1862, Juana de América se enterraba el 25, los doctores dos caras, ni siquiera presenciaron el sepelio, estaban demasiado ocupados en celebrar una victoria ajena.
Festejaban una victoria de indios. Victoria escamoteada por criollos, hijos de españoles con costumbres de españoles, ni más ni menos.
Después de 146 años, los indios son las víctimas de siempre…. Ver: